NOTA SOBRE COOPERATIVA NGEN EN REVISTA EL CAMPO


Federación de cooperativas Ngen, gestión innovadora La primera vez que Beatriz Carinao vio a su mamá producir miel en su casa de Curarrehue quedó asombrada. "Lo que se hacía era pillar las colmenas en el bosque, nadie pensaba que podía tener cajones en la casa", cuenta la dirigenta de 30 años, hoy presidenta de la Federación de Cooperativas Ngen.Tampoco creían que, con los fríos de la zona, pudieran crecer tomates, pepinos o ají. Hasta que con ayuda del Padre Ñaqui, el párroco que llegó en los 90 a Curarrehue, su mamá comenzó a agruparse con otras mujeres en talleres laborales y para construir invernaderos. Actualmente, la Federación de Cooperativas Ngen agrupa a más de 200, la mayoría mapuches y acaba de recibir el premio Productor Rural Innovador de la Junta Interamericana de Agricultura (JIA), asociación integrada por 34 Estados de América y España."Antes el papel que teníamos como mujeres era muy bajo, el hombre mandaba. Ahora pensamos distinto y contamos con el apoyo de la familia. El Padre Ñaqui decía que había que ayudar a las mujeres, porque la plata que ganan es para la casa; los hombres se la gastan en otras cosas. Pensar en tener hortalizas era imposible. Estamos a 40 kilómetros de Curarrehue, nada llega. Hoy las tenemos y de muy buena calidad. Al proyecto de las hortalizas siguió el de ovinos, de ellas obtenemos el abono y trabajamos la lana", cuenta Beatriz.Lo que la destaca en Ngen es su modelo de gestión. Está asociada a una federación de cooperativas; una de consumo, que es la encargada de vender lo que producen, otra que compra en Temuco al por mayor los productos que salen más caros y se los vende a ellas mismas."Trabajamos con una cooperativa de transporte que nos trae la mercadería de Temuco, otra de madera. Aprendimos a asociarnos, así es más fácil obtener los recursos", explica Beatriz.El último proyecto que tienen es el piñón. Ya hay socias que se están capacitando para aprender a comercializar las recetas tradicionales y sumar preparaciones. Aunque el proceso no ha sido fácil, hay comunidades que viven a 90 minutos en bus de Curarrehue."Lo que nos motiva son los resultados. Nos encantaría sumar a todas las mujeres que quieran participar, pero no contamos con los recursos necesarios para hacerlo y hay muchas que se quedan fuera. Ser dirigenta no se paga y el trabajo es mucho, pero ver los logros motiva a seguir", dice Beatriz.

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