Relmu Witral (Telar de Arcoiris) es una asociación indígena autónoma compuesta por 180 mujeres tejedores, pertenecientes a 19 comunidades mapuche lafkenche de Tirua.
Su trabajo se centra en la producción y comercialización de tejidos elaborados por sus propias socias. Entre sus objetivos está la promoción de la mujer lafkenche, el mejoramiento del ingreso familiar, y el rescate y la difusión cultural.
Este mes de mayo cumplen seis años trabajando en la producción y comercialización de tejidos mapuche. Los primeros años fueron de conocerse, de compartir y capacitarse en el trabajo. Luego comenzaron a montarse como organización y a comercializar los productos bajo la modalidad del comercio justo.
Al comienzo, había problemas con la comercialización: “las señoras tenían como producir, pero no donde comercializar sus productos. Tratamos de cambiar eso, para que fuese un trabajo más digno para ellas, y generar fuentes de trabajo para la mujer lafkenche”, explica Angélica Pilquiman, integrante de la agrupación.
Esta realidad las hizo “buscar fuentes a través de la comunidad jesuita, de amigos, en tiendas y otras alternativas donde las tejedoras pudieran vender sus productos a un precio justo y rentable, porque ellas casi siempre regalaban sus cosas a los turistas o lo vendían a muy bajo costo”, explica Angélica.
La catástrofe ocurrida el 27 de febrero de 2010, golpeó a las tejedoras, como a todo el pueblo. Además del impactó sicológico que significó ver cómo se derrumbaba la comuna frente a sus ojos, las integrantes de Relmu Witral ven amenazado su trabajo por la disminución del abastecimiento de lana que alimenta sus tejidos.
Angélica Pilquiman explica que el terremoto afectó “bajando de manera significativa la producción, debido a la disminución de lana, pues las personas que nos abastecían acá en la comuna y en isla, muchas perdieron su producción”, aclara.
El impacto psicológico afectó también profundamente en el ánimo de las integrantes de Relmu Witral: “las señoras tenían miedo de parar los telares, porque son telares grandes que se podían destruir. Tenían miedo de volver a tejer, no tenían ganas ni fuerzas de tomar el telar y los husos (herramientas para hilar lana), entonces dejaron de lado la actividad, y les costó retomar”, precisa.
Para levantar la moral, han generado redes de apoyo, por ejemplo, “a través de fundación NESsT, que nos está asesorando, también la organización Domos, que se están coordinando para venir a hacer talleres y apoyar en el tema de la salud mental, así esperamos subir el ánimo de las tejedoras”, garantiza Angélica Pilquiman.
Reconstrucción productiva
Las mujeres tejedoras de Relmu Witral consideran que el nivel de apoyo que pueden aportar a la reconstrucción de la comuna de Tirua, es significativo. Luego de la catástrofe, fueron la primera empresa productiva en levantarse. A una semana del terremoto, comenzaron a comprar tejidos, generando inmediatamente fuentes de trabajo, lo que “significa aportar al comercio local, es una gran cadena que se genera”, señala Miriam Espinoza.
Según las Relmu Witral, el ingreso que se genera puede ser de 30 a 60 mil pesos mensuales por la venta de un producto. Aporte no menor, considerando que el ingreso anual promedio en la comuna asciende aproximadamente a 230 mil pesos por familia, de acuerdo a un informe de la Unidad de Gestión de la Información Territorial del Gobierno Regional de la Región del Bio Bio.
“En Tirua, la canasta familiar está en 25 mil pesos, eso significa bastante para la canasta de una familia de la zona afectada, sobre todo ahora, pues quedaron muchas personas cesantes y es la mujer la que está llevando el sustento a los hogares”, apunta Miriam Espinoza.
Por eso resalta la importancia de un espacio como Relmu Witral, y desde allí “tenemos que seguir luchando para que las personas puedan vender sus productos y las señoras tengan dinero a fin de mes para sus familias”, finaliza.

Por José Luis Vargas, Observatorio Ciudadano, martes 18 de mayo de 2010